4 ago 2013

Algunas pautas para personas heterosexuales

No ser heterosexual supone muchas veces tener que aguantar preguntas indiscretas y molestas, actitudes en apariencia afables y curiosas pero en realidad discriminatorias -y también molestas- y, en general, una serie de cosas que las personas que gozan del privilegio de ser heterosexuales no tienen que soportar. A pesar de que lo esperable desde nuestra posición oprimida y cabreada sería defenderse de estos ataques camuflados o, al menos, explicar que son ataques y por qué lo son, lo cierto es que la mayoría de nosotros prefiere callar y aguantar no sólo porque es lo que llevamos haciendo la mayor parte de nuestra vida, sino también porque es más cómodo, más fácil, nos ahorra discusiones y nos facilita ser -aparentemente- aceptados en más círculos sociales. No seré yo quien juzgue esta forma de actuar, pero sí diré que, si sólo te incluyen si aceptas renunciar a una parte de ti mismo y a su dignidad, no te están incluyendo realmente: lo que están haciendo es adaptarte a su modelo de cómo tiene que ser una persona normal y, una vez has asimilado más o menos ese modelo, te incluyen. De todos modos, no es este tema el que quería tratar hoy aquí.

Esta entrada va dirigida, sobre todo, a personas heterosexuales que, conscientes de que sus actitudes muchas veces son molestas, deseen corregirlas pero no sepan cómo y también a personas heterosexuales que no sepan que sus actitudes son molestas. No sólo es necesario reivindicar nuestra posición de oprimidos: una parte importante de la lucha es hacer conscientes a los privilegiados de que lo son. Recordemos que uno de los principales mensajes que me transmite mi privilegio es que yo no tengo privilegios.

Antes de empezar: para presentar actitudes molestas (homófobas) no es necesario ser consciente de ello. Que señalemos estas actitudes no significa que os consideremos igual que a ese matón del pueblo que nos quiere clavar una navaja. Al contrario: significa que os consideramos lo suficientemente razonables y autocríticos como para pararos a leer esto, endenderlo y tratar de ponerlo en práctica. Os consideramos aliados en potencia y queremos que entendáis nuestra situación para poder revertirla. Sois parte del problema y, si queréis dejar de serlo, es importante que sepáis que lo sois y qué podéis hacer o, mejor dicho, parar de hacer para ello. Vamos allá.

a) En primer lugar, mucho cuidado con las preguntas. Gran parte de la opresión sufrida por no ser heterosexual se debe a que serlo se considera "lo normal", es decir, lo predeterminado, lo que se es por defecto y cualquier otra orientación sexual se percibe como una alteración de esta, una situación extraña, como una especie de transición de la heterosexualidad a la homo/bi/pan/asexualidad que se debería siempre a algún tipo de trauma infantil, problema de socialización, problema ambiental o cualquier otra causa que se nos pueda ocurrir. Pues bien, esto no es así y aceptar esto es el primer paso para no comportarse de forma homófoba. Preguntas como "¿desde cuándo eres lesbiana?", "¿cómo te diste cuenta de que eras gay?", "¿pero has probado con algún tío (si eres una chica lesbiana)/tía (si eres un chico gay) para saberlo seguro?" denotan una percepción de las orientaciones sexuales distintas a la heterosexual como algo distinto y son muy molestas. A pesar de que hay personas que cambian de orientación a lo largo de su vida, la mayoría somos homo/pan/bi/asexuales desde que tenemos uso de razón, es decir, la primera atracción por otra persona que hemos sentido ya se correspondía con nuestra orientación sexual actual. Además, no es necesario mantener relaciones afectivas con otra persona para conocer tu orientación sexual ¿o acaso vosotros no sabíais que erais heterosexuales antes de vuestro primer beso? Pues eso. Algo muy útil para detectar si una pregunta es estúpida (y molesta) o no es hacérosla a vosotros mismos (por ejemplo "¿cómo me di cuenta de que era heterosexual?"). Sonará absurda, y eso es indicativo de que no debéis hacérnosla porque para nosotros será igual de absurda y, además, nos hará sentir aun más distintos y marginados de lo que ya nos sentimos día a día (o, en su defecto, cabreados, según la persona). No quiero decir con esto que no nos podáis preguntar cosas sobre nuestra opresión, sobre nuestra situación y sobre cómo afrontamos la marginación. Estas preguntas son siempre bienvenidas porque, como colectivo silenciado, deseamos y necesitamos expresar que lo somos. Hay que saber distinguir qué preguntas son lícitas y qué preguntas no lo son. Por último, estaría bien que os informaseis sobre nuestras realidades y sobre las situaciones a las que tenemos que hacer frente. Es muy grato encontrar personas heterosexuales preocupadas por este tema.

b) En este mismo orden de cosas, evitad a toda costa insinuar que nuestra orientación sexual se debe a una etapa difícil, a que estamos confusos o a nuestra adolescencia. Esto es especialmente molesto ya no sólo porque refleje una concepción de nuestra orientación sexual como una alteración de la heterosexual, sino también porque presupone nuestra inmadurez y nuestra incapacidad para definir y aceptar lo que somos. Somos lo que decimos y si estamos equivocados o cambiamos de opinión, es asunto nuestro y lo haremos saber si lo estimamos conveniente. Del mismo modo que no cuestionamos vuestra orientación sexual, no cuestionéis vosotros la nuestra.

b2) Un tipo especialmente vil y cabreante de esta actitud (y especialmente común también) es asociar nuestra orientación sexual a un trauma, a problemas con uno de nuestros progenitores o a algún encuentro desastroso con personas del sexo opuesto. Lo más probable es que no sean la causa y que insinuando estas cosas nos hagáis sentir estigmatizados.

c) Es importante que sepáis que la orientación sexual NO es una opción. Por favor, dejad de hablar de "opción sexual" como si pudiésemos elegir. Obviamente, nadie elegiría pertenecer a un colectivo oprimido y excluido de la mayor parte de la cultura dominante. No quiero decir con esto que nos avergoncemos de lo que somos o que seríamos heterosexuales si ahora mismo se nos diese la opción. Hemos crecido siendo a/bi/homo/pansexuales y muchos hemos aprendido a vivir con la marginación y a hacerle frente. Yo, por ejemplo, no cambiaría mi orientación sexual si pudiese. Otros, no sé. Pero bueno, en cualquier caso, no se puede. Repito: la orientación sexual no es una opción.

d) No, no nos sentimos incómodos en los vestuarios y no, no nos sentimos atraídos por todas las personas de nuestro mismo sexo. Insinuar eso es ofensivo e irritante. Una vez más, la técnica de haceros a vosotros mismos la misma pregunta es vuestra amiga. Si alguno de nosotros tiene miedo (ojo, digo miedo y no pudor o incomodidad) a compartir vestuario con otras personas de nuestro mismo sexo no es porque temamos sentirnos atraídos por ellas, sino porque tememos ser rechazados o agredidos. No hace falta que explique por qué ni que detalle los casos de humillaciones que tienen lugar en los vestuarios.


e) En este sentido, y aquí ya hablo con un poco menos de perspectiva porque no lo soy, ser bisexual NO es sinónimo de ser promiscuo, de tener una vida sexual especialmente activa o de sentirse atraído por un gran número de personas. Ser bisexual quiere decir que te sientes atraído tanto por hombres como por mujeres y ya está. Ni el doble de personas, ni el doble de posibilidades, ni nada de nada.

f) Algo que duele especialmente es tener que explicar que somos un colectivo marginado. Hemos crecido siéndolo y para nosotros es obvio que es así. Nunca nos hemos sentido representados en las novelas, las películas, las series o la música de más éxito, ni siquiera en la de éxito intermedio, salvo contadas excepciones generalmente también sesgadas y cargadas de clichés y estereotipos (que en una película de instituto americano haya un chico con mucha pluma que se comporta como sus amigas no cuenta como reflejo fidedigno de nuestra realidad).

f2) Por lo expuesto en f), consideramos absurdo e irritante tener que explicar que necesitamos una cultura propia. Canciones que hablen sobre nuestra realidad, películas que la reflejen, libros que la relaten, locales donde encontrarnos… son cosas que vosotros ya tenéis: las tenéis en la cultura dominante (mal llamada "normal"). Nosotros no, y por eso necesitamos producirlas. No es que tengamos un deseo de diferenciarnos, sino que no hay una cultura igualitaria. Hay una cultura heteronormativa que vosotros poseéis y monopolizáis y en la que no estamos representados. No nos vamos, nos echáis.

f3) En este mismo orden de cosas, el que muchos de nosotros tengamos dificultades para integrarnos en un grupo, en una clase, en un trabajo o en cualquier otro espacio social no quiere decir que sea algo voluntario e intencionado. A veces se debe a cuestiones individuales (timidez, mal humor, etc) que nada tienen que ver con nuestra orientación sexual y otras a que las conversaciones que se mantienen en ese espacio y la actividad que se lleva a cabo nos excluye. Una vez más, nadie hace uso de su orientación sexual para excluirse voluntariamente. Esa idea es de las más absurdas que se pueden llegar a plantear.

g) La condescendencia no es integración. Ni "me encantáis los gays", ni "ay, qué cuquis, daos un beso", ni "mira esas dos chicas qué monas son y qué valientes". Puede que haya gente a la que le gusta, a mí personalmente me parece insultante. No somos monos de feria ni críos a los que hay que cuidar. Somos personas adultas y responsables igual que vosotros. No confundáis situación de opresión con necesidad de cuidado y atención continuos. No nos oprimáis y ya está.

h) Ojo, punto importante. NO CONFUNDÁIS ORIENTACIÓN SEXUAL CON IDENTIDAD DE GÉNERO. Son cosas distintas. La orientación sexual determina quién te atrae, la identidad de género determina quién eres. No van asociadas. Hay hombres afeminados heterosexuales, mujeres con trazos característicamente masculinos bisexuales y personas del tercer género homosexuales. El género es un tema complejo y la orientación sexual también y las combinaciones posibles son infinitas. Una vez más, no van ligados. Otra cosa es que la cultura dominante esté monopolizada por personas identificadas con la dicotomía hombre/mujer heterosexuales y que eso influya en el número de personas que cumplen estas características. Insisto: identidad de género y orientación sexual son cosas distintas y separadas. 

i) En este sentido, debéis saber que no todas las relaciones se rigen por el sistema tradicional de roles de género, es decir, no todas las relaciones tienen un polo femenino y otro polo masculino. Es muy común oír la (muy molesta) pregunta de "¿quién es el hombre/mujer de la relación?". Esto presupone que el único modelo posible de relación es el heterosexual tradicional (hombre masculino-mujer femenina) y refleja un intento por encajar todas las demás en ese modelo que ahonda en la percepción de que la homo/pan/a/bisexualidad es una alteración o una variante de la heterosexualidad. No lo es y exigimos que se respeten los distintos modelos de relaciones.


i2) Otro error común es asociar lo expuesto en i) a los roles adoptados en una relación sexual. Por ejemplo, se cree que "el hombre de la relación" en una relación entre dos chicas es la que se pone el arnés para penetrar a su compañera. No. Ni todas las chicas usan arnés, ni esto tiene nada que ver con la identidad de género. Por favor, no mezcléis temas.

i3) Aquí vuelvo a hablar con menos perspectiva. Una relación sin penes de por medio es posible. Dejad de preguntar "¿cómo folláis las lesbianas?". No sólo es homófobo, sino que también (y sobre todo) es machista.

j) No existe una "personalidad gay" o una "forma de ser pansexual". Dejad de presuponer en nosotros determinadas actitudes sólo por el hecho de que presentemos una determinada orientación sexual. Ni somos más tímidos, ni somos más abiertos de mente, ni somos más promiscuos, ni nada de nada. Hay lesbianas de derechas, asexuales comunistas y pansexuales que se niegan a mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio.

k) Cualquier oración que empiece por "no soy homófoba, pero" demostrará que eres homófoba. En serio, cualquiera. Deja de odiarnos y de exigirnos cosas.

l) Parece absurdo decirlo, pero mejor prevenir que curar. La actitud de una persona con una determinada orientación sexual no hace a las demás personas con la misma orientación iguales que ella. El hecho de que un bisexual sea una buena peorsona no quiere decir que todos los bisexuales lo sean. A mí me gusta el té, pero a ninguno de mis ex-novios les gustaba. Pues eso, dejad de generalizar, por favor. Las generalizaciones son injustas y falaces.

m) Por favor, no nos digáis lo que tenemos que hacer. Hay pocas cosas más irritantes que el paternalismo. No nos digáis que la pluma nos hace quedar mal, no nos expliquéis cómo salir del armario y no insistáis en que usemos preservativo informándonos de los peligros a los que nos enfrentamos en caso de no usarlo. Ya lo sabemos. Si necesitamos ayuda o consejo con cualquiera de estos temas, os lo pediremos pero, de entrada, nosotros sabemos mucho mejor que vosotros cómo hacer frente a la marginación o a los distintos problemas que azotan a nuestra comunidad entre otras cosas porque para nosotros informarnos sobre todo esto es una total y absoluta necesidad. Una vez más, no somos niños a los que cuidar, sino personas a las que respetar.

n) Esto es más bien un tema de identidad de género pero, como siempre se asocia con la orientación sexual (releer h, por favor), lo trataré igual. La pluma está bien, las chicas masculinas están bien, las personas transgénero están bien, las personas travestidas están bien. No tenéis derecho a imponer vuestra identidad de género a los demás. Si sois chicos de gimnasio o princesas Disney, estupendo, pero otros no somos nada de eso y somos igual de dignos que vosotros. Vive y deja vivir.

n2) El Orgullo es una reivindicación de todo lo diverso en cuanto a identidad de género y orientación sexual. No todas las personas no-heterosexuales vamos en tanga todo el día ni en carroza. Sorpresón, ni siquiera somos todos iguales (punto l). El hecho de que en esa festividad concreta nos vistamos así tiene un motivo concreto y es el de reivindicar lo expuesto en el punto n). Ser distinto está bien, vive y deja vivir, esas cosas. El Orgullo no es sólo carrozas, las personas no-heterosexuales no somos sólo carrozas. Las carrozas son una reivindicación. Hay personas que se visten así, hay otras que no, pero ese día luchamos, entre muchas otras cosas, por las primeras. Aprended a diferenciar.

ñ) Esto es algo más personal, supongo y espero que el resto de personas no-heterosexuales también lo odian. ¿Por qué os sorprendéis cuando vuestro actor favorito revela no ser heterosexual? ¿Qué chorrada es eso de que "se os cae un mito"? Releed una y mil veces el punto j, por favor. Esta actitud pone de manifiesto que tomáis modelos de persona en la que la heterosexualidad es lo normal y el resto una alteración que afecta a todos los demás aspectos de su vida y su personalidad. Una vez más, no lo es. La orientación sexual es una circunstancia, nada más. Neil Patrick Harris va a actuar igual le gusten los tíos o las tías y nunca va a ser Barney Stinson le gusten los tíos o las tías. Esto no sé si calificarlo como homofobia o infantilidad.

ñ2) Del mismo modo, "me sorprende en ti" no es una respuesta adecuada a alguien que se atreve a hablarte abiertamente de su orientación sexual. No sólo por lo ya explicado, sino porque es una respuesta totalmente superficial y carente de empatía o entendimiento por lo que significa para tu amiga o amigo su condición de oprimida u oprimido.

o) Respetad los armarios. Hablar abiertamente de tu orientación sexual hoy día aún es algo que puede perjudicarte a nivel personal, laboral, familiar, psicológico y hasta físico. Hacerlo es una decisión muy personal que únicamente debe tomar la persona involucrada. Acosarla con preguntas sobre sus relaciones personales o su orientación sexual no es sólo invadir su intimidad y su vida privada, sino también presionarla para que haga algo que, desgraciadamente, requiere de una larga reflexión.

p) En último lugar, los chistes están bien, las bromas son estupendas y el humor es magnífico pero, por favor, no los utilicéis para estigmatizarnos aun más. Es posible hacer bromas que incluyan la bisexualidad sin burlarse de los bisexuales. En general, es posible hacer bromas que incluyan la realidad de un grupo oprimido pero sin burlarse de este, sino del grupo opresor. No alimentéis la cultura dominante que ya nos margina, difama y caricaturiza.


Eso es todo. Me ha quedado un poco larga, pero creo que está bastante completa. Si tenéis en mente que nuestras orientaciones sexuales no son más que eso, orientaciones sexuales, os resultará más fácil no ofendernos. Sabemos que es difícil no dejarse llevar por la cultura en la que te has criado, pero el saber que puedes incluir a millones de personas que actualmente están totalmente marginadas debería ser aliciente suficiente para hacer un esfuerzo. Una vez más: heterosexuales, sois aliados en potencia. Sois los opresores y el problema, pero también parte de la solución. Dejad de estigmatizarnos.


Agradecimientos especiales:

- Adri (@Adroi_bogui) por la lectura de la versión beta y su contribución con su experiencia.
- Akemi (@Akemi_roawr) por su contribución con su experiencia.
- Juanjo (@SalidaPorLaIzq) por su contribución con su experiencia.
- Alba Ouro (@Laxgort) por la lectura de la versión beta y por contactar con Akemi.
- The Artist (@The_Artist7) por su contribución con su experiencia.
- Álvaro Escudero (@AlvaroEsc_) por su contribución con su experiencia.
- LaGuiri (@laguiri) por su didactismo y ser, en cierta medida, inspiración para esta entrada.
- Ctulhu (@DSSJ97) por recordar que las personas dentro del armario existen e inspirar el punto o).






1 jul 2013

De vuelta al mundo real

Aquí estoy otra vez. Consideraba importante escribir una entrada porque hoy ha sido uno de los días más tristes de todo el año. Me explico.

Resulta que hoy una amiga mía a la que llamaré Rosa celebraba su cumpleaños en un merendero encima de una playa, con banquitos y un parque, hierba alta, flores moradas y amarillas y pajaritos volando por el cielo. Un paisaje idílico con el mar de fondo sólo estropeado por las algas amontonadas en la arena. Un primor.

La cosa se empezó a poner entrañable cuando trajeron la tarta, una tarta normal con una concha colocada encima y pintada con los colores de la bandera del Orgullo, cosa que, ni que decir tiene, mejoró considerablemente mi humor y aun más el de Rosa. Tan de buen humor y tan dispuestos a todo estábamos que Rosa decidió hacer efectiva una promesa que, en la desesperación de los cinco minutos antes de Selectividad, le había hecho: bañarme desnudo con ella en su cumpleaños si lograba entrar en Medicina. Como al final el examen de marras fue bien y en septiembre estaré pululando felizmente por las avenidas santanderinas, tocó bajar a la playa toalla y bañador en mano entre las risas del resto de compis, que se asomaban divertidos para comprobar cómo Rosa y yo moríamos congelados.

Tras un largo rato detrás de una roca, ya desnudos y tapados con la toalla decidiéndonos a empezar a correr, nos lanzamos al agua cual final de película jipi de segunda (véase Pradolongo), empezamos a chapotear y a agitar los brazos como si así el riesgo de hipotermia fuese menor y salimos rápidamente a secarnos ante la atenta mirada de dos señoras indignadas que paseaban por la playa. Creo que nos querían decir algo, pero prefirieron sentarse en la misma roca en la que estaban nuestros bañadores y cuchichear con cara de espanto entre ellas.

El caso, que TENÉIS QUE BAÑAROS DESNUDOS. Es lo mejor que se ha inventado después del bizcocho de limón y vainilla que preparó uno de los chicos que vino al cumple. QUÉ BIZCOCHO. Pero bueno, lo importante es que bañarse desnudo es algo que te hace olvidar durante una media hora el tremendo asco que da todo porque es como un orgasmo continuo cuando sales del agua. De verdad os lo digo, es fantástico. Y TODAVÍA LO ES MÁS cuando estás con Rosa y habláis durante más de una hora sobre la tristeza, el mar, el heteropatriarcado y cómo combatirlo y sobre cómo incluir a los privilegiados en esta lucha. Fue tan redondo que decidimos bañarnos otra vez antes de volver con los demás.

Lo mejor de todo vino después cuando, despeinado y vestido de cualquier manera, me senté a escuchar a Rosa y a mi mejor amiga cantar tocando la guitarra comiendo lo que quedaba del bizcocho de limón y vainilla. Yo creía que estaba en el cielo, de verdad que sí. Me habría quedado a vivir en aquel merendero para siempre sin preocuparme porque el resto del mundo estuviese poblado por cabrones.

Desgraciadamente, todo se acaba y, de un espacio natural e idílico entre bizcochos caseros, canciones con guitarra y conversaciones donde las convenciones heteropatriarcales brillan por su ausencia tienes que volver por fuerza al mundo real, donde lo normal hace que tengas ganas muy locas de construir tu propio AK-47 y no dejar títere con cabeza.